El agua fluye por todo lo que
hacemos en nuestro día a día, desde que la sentimos brotar de la regadera, al
tomarnos nuestro primer café de la
mañana, al abrir la llave para lavarnos los dientes, incluso para descargar el
excusado. Con el agua iniciamos nuestro día, y nos cruzamos con ella a lo largo
de todas las horas, vivimos de ella y gracias a ella. Nos incumbe, nos pertenece y nos corresponde
conservarla.
Todo lo que compramos, consumimos
y tiramos implica agua. El 72 % del agua que se extrae se destina a la
agricultura y cada vez se demandan más alimentos para una población creciente,
sin embargo, casi la mitad terminan en la basura.
Por otra parte, Se prevé que la extracción
para afrontar la demanda mundial de agua aumentará en un 55 % de aquí a 2050,
principalmente por la creciente demanda de la industria manufacturera (OCDE,
2012). Lo que implica que la ropa y otros productos que adquirimos, cada vez
requieren más agua, que resulta contaminada por químicos y es descargada a ríos,
degradando las fuentes.
2,000 millones
(1 de cada 4 habitantes del planeta) no tienen un suministro de agua
potable segura. Es decir, no cuentan con
abastecimiento constante de agua de buena calidad para sus necesidades básicas
diarias. En pleno siglo XXI, siguen presentes la inequidad en el acceso, la contaminación
de las fuentes disponibles y las distancias que deben recorrer, muchas mujeres
y niños, que deben caminar varios kilómetros para extraer el agua de ríos
contaminados (OMS/UNICEF, 2021).
Por esta razón, el mensaje del Día del agua de este año se enfoca en llamar a la acción para que todos aportemos para acelerar los cambios que permitan afrontar la crisis de agua y sanidad que está incrementando en el mundo. Porque el agua nos afecta a todos y está en todo lo que hacemos. Todos podemos hacer la diferencia al cambiar la forma la que usamos, consumimos y administramos el agua en nuestras vidas.
Debemos comprender que el agua es
bien finito, sometido a una presión creciente, por lo que urge ser mucho más
eficientes y equitativos en cómo la usamos, con qué fines y para qué
destinatarios.
Desde la familia, la escuela, la oficina, la colonia, la
comunidad en la que vivimos, todos podemos realizar pequeños cambios, gotas de
agua, que si se suman pueden formar un gran lago de acciones que nos permitan
ahorrar enormes volúmenes de agua.
1- Innovación para el ahorro:
utilización de tecnologías que permitan el ahorro del líquido y evitar su
desperdicio, tanto a nivel de los hogares, como de las empresas e incluso a
nivel público.
2- Promover un desarrollo
urbano e industrial responsable: que realice un máximo uso de los recursos
disponibles como del agua de lluvia y las aguas residuales con procesos de
tratamiento adecuado, así como recargar las aguas subterráneas.
3- Es fundamental proteger y
resguardar los ecosistemas naturales que están generando y manteniendo
estos recursos, las zonas en donde se recarga el agua, donde nacen los ríos y
lagos.
4- Evitar y sancionar la contaminación:
Se debe exigir a las empresas que traten y dispongan de sus aguas contaminadas,
evitando al máximo cualquier tipo de descarga. En caso de no cumplir se debe
sancionar, no solo con multas, también con acciones que reviertan los daños
generados por la contaminación.
5- Es fundamental que las
autoridades cumplan su papel de control y regulación por medio de políticas
efectivas para sancionar los actos ilegales, la mala gestión y los abusos de
poder (UNESCO, 2019).
6- Esquemas de Financiamiento y
prioridades bien definidas: lo que no se gasta en garantizar agua de
calidad, se gasta en salud pública y resulta más caro[1].
Se requiere generar esquemas de financiamiento y que en los presupuestos
públicos y privados se asignen partidas para promover la eficiencia, la
reutilización y la recirculación del agua. De igual forma, es fundamental
generar esquemas de incentivos económicos y fiscales.
El manejo del agua es uno de los grandes desafíos ambientales que tenemos como especie, se trata un problema muy grave, por lo que provoca la multiplicación de sus efectos. Con el agua no se juega, no es una mercancía, ni un bono de inversión, es un recurso fundamental para la vida y su conservación. Como sociedad debemos ponerlo en práctica por medio de una utilización consciente del recurso en nuestro día a día y en nuestras decisiones de compra y consumo. Cada gota que ahorremos o reutilicemos, recuperará el delicado equilibrio del ciclo del agua y nos asegurará su disposición actual y para las generaciones que vienen.
TÚ PUEDES APORTAR TU GOTA DE AGUA
La campaña global "Sé el
cambio" alienta a las personas a tomar medidas en sus propias vidas para
cambiar la forma en que usan, consumen y gestionan el agua. Estos compromisos
de individuos y comunidades contribuirán a una Agenda de Acción del Agua que
contará también con los convenios a mayor escala de gobiernos, empresas,
organizaciones, instituciones y coaliciones.
Ahorrar agua: Tomar duchas más cortas y no dejar el
grifo abierto al untarse jabón o champú, ni al cepillarse los dientes, rasurarse,
lavar los platos o preparar la comida.
Dejar de
contaminar: No tirar
restos de comida, aceite, medicamentos ni productos químicos por el retrete o
el desagüe.
Evitar fugas: Reparar las fugas de agua en
tuberías y desagües, vaciar las fosas sépticas llenas y denunciar los vertidos
de lodos de depuración.
Proteger la
naturaleza: Plantar un
árbol o crear un jardín infiltrante; utilizar soluciones naturales para reducir
el riesgo de inundación y almacenar agua.
Ser consciente: Averiguar de dónde procede el
agua que utilizo y cómo se distribuye. Visitar una planta de tratamiento para
saber cómo se gestionan los residuos.
En Soluciones Hidropluviales nos hemos dedicado a impulsar una mejor gestión del agua en México, rompiendo paradigmas para transformar el agua de lluvia en un recurso sustentable, disponible y accesible. Evitando que se derroche y termine en el drenaje saturado, ocasionando inundaciones y generando más contaminación.
VER MÁS: ONUAGUA
Aporte de Soluciones Hidropluviales para preservar nuestrasfuentes de agua
[1]El mundo requiere invertir 53 mil millones de dólares
anuales adicionales durante cinco años consecutivos para revertir la
contaminación del agua y su escasez a nivel mundial. El Consejo Mundial del
Agua estima que por cada dólar invertido en gestión hídrica un país ahorrará a
mediano plazo 7 dólares y a largo plazo 20. (Mastretta V., 2017).