20 septiembre, 2011

El agua por un tubo

El asentamiento en el Valle de México, desde sus inicios ha significado el reto de saber gestionar el agua de lluvia. Desde la época de Tenochtitlán se vivieron periodos de inundaciones y falta de agua, ambos correlacionados. Los aztecas tuvieron problemas con el agua de lluvia, y sufrieron graves inundaciones, pero idearon la forma de vivir en la cuenca y gestionar el recurso por medio de obras hidráulicas de regulación. Sin embargo, durante la conquista se destruyeron los diques y demás estructuras de control que habían permitido a los aztecas habitar la zona lacustre, para construir una nueva ciudad sobre el fango, ignorando el conocimiento antiguo. A partir de ahí las administraciones de la colonia empezaron una carrera absurda por desecar los lagos y por sacar como fuera el agua del Valle de México, sufriendo como consecuencia cada cierto tiempo graves inundaciones. Como dicen los expertos: “el agua tiene memoria y recupera sus cauces”.
La mentalidad de sacar el agua del Valle a toda costa continúa, sólo que ahora se busca meterla en tubos subterráneos, luchando contra la gravedad por medio de bombeos para tratar de hacerle frente al hundimiento de la ciudad (que de paso, se debe a que se está sacando el agua del subsuelo para el suministro urbano), sufriendo por la basura que tiran los “ciudadanos” a la calle que obstruye los túneles profundos (según las leyendas, por ahí fluyen desde perros muertos, hasta colchones… incluso se han visto vochos). La mega urbe a la que le falta agua, que está desecando sus entrañas, por lo tanto hundiéndose… tiene el agua hasta el cuello en la temporada de lluvia, hasta el punto de que brotan las aguas negras por los baños de los segundos pisos de las casas.
Algo se está haciendo mal
El primer gran sistema de desalojo de agua, el Gran Canal, fue ideado en 1900 después de una gran inundación, sin embargo en 1925 se vio rebasado y no se dio la alarma hasta que se produjeron una serie de grandes inundaciones en 1950, probablemente por las lluvias “atípicas” de ese entonces, partir de ahí se empezó a idear el sistema actual de drenaje profundo. En 1975 terminaron las obras, 166 kilómetros de tuberías que debían desalojar 280 m³/s. En la actualidad, según información de la Conagua, esta capacidad se ha reducido a 150m³/s, en un día la capacidad de desalojo aproximada de los tres sistemas es de 15,5 millones de m³ (Gran Canal 2,6 Mm³/d; Túnel Emisor Central 10,3 Mm³/d y, Túnel Emisor Poniente: 2,6 Mm³/d). Las lluvias que cayeron el 30 junio de este año, escurrieron en un día 24,6 millones de m³, dejando al sistema con la capacidad totalmente rebasada y a punto de colapsar.
La solución que se plantea hasta el momento es seguir con el mismo modelo: construcción del Túnel Emisor Oriente que están en proceso y representa una capacidad adicional de 12,9 millones de m³ por día, por lo tanto apenas lograría desalojar una cantidad de agua como la que cayó el 30 de junio. También debido a las inundaciones de finales de agosto - comienzos de septiembre, el Director General de Conagua, Luege Tamargo, propone la ampliación del Túnel Emisor Poniente. Mientras tanto el resultado sale a flote (o se hunde) a simple vista, ¿Quién no ha tenido que atravesar un río llamado coloquialmente “encharcamiento”? La primera semana de septiembre en Cuautitlán Izcalli la mezcla de agua de lluvia con aguas negras, alcanzó los 2 metros y las autoridades tardaron 15 días en sacar el líquido, gracias a que se detuvieron las lluvias. Esta situación, con distintos grados de gravedad, se ha presentado en diversas zonas del Valle de México y colonias del DF: Tlalnepantla, Valle Dorado, Tultitlán, Atizapán, Chalco, Naucalpan, Iztapaluca, Chimalhuacán, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalpan, la Condesa, Nápoles… por decir algunos de los más recientes.
Otras soluciones alternativas
Ante esta situación se hace más que evidente la necesidad de cambiar el modelo actual que se está utilizando para mitigar las inundaciones en el Valle de México, ya que se está demostrando que debido al exceso de urbanización (en muchos casos mal organizada), una infraestructura que está siendo cada vez más ineficaz e ineficiente, y por último, a los efectos incalculables de un clima cada vez más impredecible y extremo.
Cómo comentaron algunos expertos en el evento “Diálogos por el Agua, Inundaciones en el Valle de México”, no se puede sacar toda el agua que cae en el Valle de México a través de tubos, buena parte debe ser regulada y almacenada en la misma zona, se debe retener y recuperar el agua de la cuenca, en la cuenca. Es necesario mantener y recuperar los vasos reguladores y presas que ya tenía la ciudad como el lago de Texcoco o Xico, a la vez que se construyen y adaptan otros espacios.
Es necesario aprovechar toda el agua que cae en el Valle de México, en promedio al año llueve 700 mm, 743 litros por metro cuadrado, 1.1 billones de litros anuales, que representan 340 litros diarios por habitante del DF, de los cuales se aprovecha menos del 10%. El agua de lluvia es una solución para dejar de explotar los mantos acuíferos y para evitar traer agua a través de tubos kilométricos y de elevarla por medio de bombas más de 1.000 metros de altura. Mientras que el agua que cae en la zona, se mezcla con la basura, contaminación y aguas residuales de la ciudad y luego es expulsada a través de tubos. Como bien dijo el Dr. Oscar Monroy de la UAM: “¿¡Cómo es posible querer meter toda el agua que se produce en una región para luego mandarla por un tubo!?”

02 mayo, 2011

Lluvia + Impermeabilización: colapso urbano


Cómo se demostró en las primeras lluvias que cayeron en el DF a comienzos del mes pasado, la gestión del agua pluvial es uno de los principales retos del desarrollo urbano. El aumento de áreas construidas y la desforestación, están alterando de forma dramática la respuesta hidrológica natural y el proceso de infiltración de la tierra. Antes, la vegetación interceptaba directamente la lluvia y ayudaba a la evapotranspiración y absorción del líquido que se infiltraba en el suelo.

En la actualidad, el aumento de áreas impermeabilizadas como techos, pavimentos y suelos, están evitando que se cumpla el proceso natural, lo que provoca que más agua escurra por la superficie y a mayor velocidad, los resultados se pueden ver en las noticias todos los años. A esta problemática se le suma la falta de una mayor planeación y que la infraestructura pluvial resulta insuficiente, lo que lleva a la saturación de los drenajes y canales provocando inundaciones y afectaciones a la sociedad. Por otro lado, el escurrimiento pluvial arrastra hacia los cauces naturales o hacia los sistemas de tuberías una mezcla tóxica de sedimentos, basura, hidrocarburos, aceites y grasas; haciéndolos incompatibles con la vida.

El más claro ejemplo de esta situación se observa en algunas ciudades como el Distrito Federal, donde las corrientes han sido canalizadas e incluso convertidas en calles o avenidas; en cuanto al agua de lluvia, al igual que el agua residual, son drenadas por el alcantarillado. De esta forma, la población cree que el escurrimiento pluvial se ha eliminado y ya no es una amenaza o algo que deba preocuparles, pero cada vez es más frecuente que los drenajes se saturen porque se acumula la basura que lleva el escurrimiento y provoca inundaciones. El más claro ejemplo se vio hace unos días en la ciudad en el Viaducto y el Canal de la Compañía.

La correcta gestión del agua de lluvia es un reto para México, no sólo para los organismos de gobierno, sino también para la sociedad y la industria. El agua de lluvia colapsa la infraestructura en la temporada de lluvia, pero luego los grandes centros urbanos tienen que hacer mega obras de ingeniería para abastecerse del suministro porque no pueden abastecerse. Un triste realidad que año tras año va empeorando y que se puede atender desde ya si se toman las medidas necesarias, que implican el aprovechamiento del agua de lluvia y la readecuación de la infraestructura de tal forma que vuelva a ayudar los proceso naturales que hemos roto.


22 marzo, 2011

Día Mundial del Agua: respondiendo al desafío urbano


El tema central para 2011 será la problemática del agua en la ciudades y de cómo se está convirtiendo en un desafío urbano. Según la UNESCO, el objeto es poner de relieve y alentar a los gobiernos, las organizaciones, comunidades y personas a participar activamente para responder al desafío de la gestión del agua en las ciudades. Esta preocupación se debe a que los sistemas urbanos de abastecimiento de agua se están enfrentando a situaciones cada vez más graves como: el rápido crecimiento de la población, la industrialización y la incertidumbre causada por el cambio climático, los conflictos y los desastres naturales sobre los sistemas de abastecimiento de agua.

Según cifras de la UNESCO, el total global de agua dulce que se consume al año es de 4,000 km³, incluyendo a los sectores, agropecuario, doméstico e industrial. La población en las ciudades aumenta año tras año y por lo tanto el agua que se requiere para su consumo, entre 1998 y 2008, 1.052 millones de habitantes urbanos obtuvieron acceso al agua potable, sin embargo 141 millones siguen sin tener esta posibilidad.

El agua en un recurso fundamental para la población y las ciudades requieren un enorme suministro de agua dulce, el problema es que una vez utilizado, el recurso regresa a los afluentes contaminado, cada día 2 millones de toneladas de desperdicios se eliminan a través de los cursos de agua. La rápida urbanización está llevando a que aumente la demanda de agua que es extraída de zonas cada vez más distantes o profundas, lo que conduce a la sobreexplotación de los recursos hídricos. Por otro lado, de 250 a 500 millones de m³ de agua potable se pierden en muchas mega ciudades cada año, evitar estas pérdidas podría abastecer de agua potable a entre 10 y 20 millones de personas más en cada gran ciudad.

México un claro ejemplo

La problemática del suministro de agua en las ciudades es cada vez más común en México, en donde la población en las últimas cinco décadas se cuadriplicó, pasando de 25.8 millones de habitantes en 1950 a 104 millones en la actualidad. El 56% de la población total del país vive en las ciudades, situación que está generando una fuerte presión sobre los recursos y sobre el medio ambiente, ya que ha incrementado la demanda en los servicios básicos, sobre todo de los recursos hídricos. Según datos de SEDESOL, 69 de las 121 ciudades más grandes del país enfrentan problemas críticos de disponibilidad de agua; la disponibilidad más baja se encuentra en ciudades como: México D.F, Guadalajara, Monterrey, Querétaro, Tijuana, León y Toluca (entre otras). Para el abastecimiento urbano, el tipo de fuente de agua predominante es la subterránea con el 62% del volumen y en ciudades como el Distrito Federal esta proporción aumenta al 73%.

Situación paradójica sobre todo si se tiene en cuenta que anualmente México recibe del orden de 1,489 miles de millones de metros cúbicos de agua en forma de precipitación, en promedio 760 mm al año. Lo cual demuestra que un elevado porcentaje del recurso pluvial se pierde, una enorme oportunidad que se está dejando correr. Razón que se hace más evidente en la zona metropolitana del Valle de México, en donde viven 19.331.365 personas y que tiene una presión hídrica del 132.3%, ya que se consume más agua de la que se puede recargar. Según datos de CONAGUA, 59.6 m³ por segundo se extraen de los acuíferos del Valle de México pero solo es posible recargar 31,6 m³ con el agua de lluvia que se aprovecha y el agua que se potabiliza y tratada. Pero por otro lado recibe 700 mm de agua de lluvia al año, 115 mm más que Londres y 61 mm más que Frankfurt; que podrían ser utilizados para el consumo de la población y la recargar de los acuíferos.

Esta situación hace que sea necesario replantear el aprovechamiento de los recursos hídricos, en el mundo, sobre todo en México, en donde el agua cae del cielo y se va al drenaje, mientras que ciudades cada vez más sedientas van secando todo recurso hídrico que se encuentra alrededor y bajo tierra, para regresarlo a los ríos y al mar contaminado. Situación que da para mucha reflexión en el Día Mundial del Agua.


14 marzo, 2011

Ante la mirada impasible, la Naturaleza responde

El 2010 fue un año en el que las tragedias naturales se hicieron sentir con gran fuerza en todas las zonas de la tierra, empezando por el terremoto ocurrido en Chile de 8.8 grados en la escala de Richter y pasando por las inundaciones que fueron afectando a distintos puntos del planeta:

  • Agosto, Pakistán las inundaciones ocasionadas por las lluvias de agosto afectaron a 15 millones de personas, según datos de Naciones Unidas.
  • Septiembre, México, el paso del huracán Karl causó nueve muertos, siete desaparecidos, 40 mil evacuados, medio millón de afectados y 209 municipios de estados del sur en situación crítica. Según datos de Protección Civil.
  • En Colombia, según cifras oficiales las lluvias de noviembre y diciembre dejaron un millón 205 mil damnificados, 138 muertos, 208 heridos y 22 desaparecidos.

Este 2011 no empezó muy alejado del año anterior, empezando con las inundaciones de Australia, en donde tuvieron que evacuar la tercera ciudad más importante Brisbane ante la amenaza de las crecidas que iban dejando a su paso destrucción y decenas de desaparecidos. Siguió Brasil, en donde las lluvias provocaron 600 muertes y las precipitaciones provocaron que ríos de lodo arrasaran a su paso por las montañas y ciudades, ocasionando que más de 5.000 personas quedaran sin hogar. Luego siguió el terremoto de Nueva Zelanda de 6,3 grados ocurrido en febrero. Ahora un sismo de 8,9 grados, se produjo en el norte de Japón y desató una ola de hasta 10 metros de altura que arrasó la costa del noreste, hasta el momento la tragedia ha cobrado la vida de 2.000 personas, provocó varios incendios y tiene en estado de alerta a Japón debido al colapso y de las centrales nucleares.

Algunos fenómenos ocurren de forma impredecible y la capacidad de reacción de las personas queda totalmente debilitada ante la fuerza de la naturaleza. Sin embargo, en la mayoría de casos este tipo de efectos se pueden mitigar con medidas y acciones de prevención. Algunas situaciones como la ocurrida en el Sureste mexicano el año pasado, se han convertido en una situación constante para las personas que viven en la zona, circunstancia que se podría prevenir o mitigar en gran medida con una acción más decidida de prevención y una infraestructura adecuada.

Ante estas noticias sobrecogedoras, también es inevitable pensar que la misma impasibilidad que a veces se ve en la gente que está viviendo estas situaciones de forma constante, ¿no es acaso una enorme metáfora de nuestra actitud ante el cambio climático? La tierra es un enorme ser vivo y reacciona.

Ver impresionante video BBC Mundo:

http://bbc.in/fNQKBN